La misión más complicada que tienen los padres en el momento de tener un hijo es poder controlar aquellos momentos en los cuales los niños empiezan a realizar travesuras. El regaño y los castigos son la moneda corriente que suelen utilizar muchas personas para poder alivianar los problemas que se generen. Muchos expertos en el tema dicen que esto no es lo mejor.
La psicóloga especializada en niños de la Asociación Afecto, Claudia Jiménez Chacón, se refirió al respecto, al decir: “Si bota una cuchara al piso reiterativamente está aprendiendo algo. Quiere saber que sucederá con el objeto, es decir, si este se cae o no. Cuando descubra lo que ocurre sentirá un gran agrado”.
En este tipo de circunstancias lo mejor no es un reto o una sanción, sino esmerarse en un buen discurso para que el niño comprenda que lo que está realizando no es lo correcto. A su vez, también se le debe enseñar cual es el modo de actuar más apropiado.
Una de las alternativas que se puede presentar es otorgarle al bebé un objeto que se asemeje al que está utilizando, pero que sea de plástico y no cause ningún problema. De esa forma, la aprehensión será la misma pero no habrá ningún inconveniente a futuro.
Si los actos se repiten cuando el individuo tiene aproximadamente cinco o seis años, el conflicto es mayor, ya que la conciencia es mayor y ya conocen acerca de aquellas acciones que están aceptadas socialmente y las que son rechazadas. En este caso, se puede llevar al niño hacía una asistenta para que observe por dónde radica el problema.
Por último, y aunque parezca algo que todas las personas conocen, nunca se debe recurrir al golpe o la agresión física, debido a que los jóvenes no aprenden por esa vía, sino que toman un odio especial a la gente que la práctica.