Emoción combinada con desorientación. La mamás recién estrenadas se encuentran con situaciones imprevistas, y muchas de ellas tienen que ver con la piel del bebé. Los cuidados dermatológicos deben ser constante en las primeras etapas de la vida el niño, para evitar futuros problemas.
El primer punto es la higiene. La piel del bebé debe mantenerse libre de secreciones y cualquier tipo de suciedad, y esta limpieza debe hacerse con productos específicos para mantener el ph dermatológico.
El baño del pequeño puede realizarse desde el primer día, siempre que sea breve y templado. En este hábito cotidiano, las mamás deben preocuparse de utilizar exclusivamente un jabón neutro acompañado de aceite de baño, y hay que ser muy rigurosas con el aclarado, ya que si quedan residuos podrían resecar o irritar la epidermis del bebé.
Otro de los temas que preocupa a las mamás, especialmente a las primerizas, es la habitual descamación de la piel del recién nacido. Sin embargo, ésto no suele ser síntoma de ningún problema, y se trata simplemente con crema hidratante específica para el bebé.
Donde sí hay centrar la atención es el la zona del pañal: el roce y la humedad casi constantes pueden hacer aparecer erupciones o dolorosas irritaciones en los pliegues de la delicada piel del pequeño. Por eso es muy importante cambiar frecuentemente el pañal, lavar con agua y jabón y aplicar una crema de barrera tantas veces como sea necesario. Con estos cuidados, el riesgo de lesiones en la epidermis se reduce mucho.
En caso de detectar picores, eczemas o ronchas en la piel del bebé, lo adecuado es acudir a un especialista en dermatología pediátrica, pues podría tratarse de un problema de piel atópica, habitual en el 60 por ciento de la población infantil, y que debe tratarse médicamente.