El último estudio que se desarrollo en Londres por científicos británicos determinó que las embarazadas que bebían hasta un baso de vino de 175 ml, o una medida inferior en el caso de los licores que alcanza los 50 ml, no afectarían el período de gestación del bebé, ya que el desarrollo del mismo no se vería perjudicado.
El mayor conflicto que atraviesan los bebés de madres que bebían demasiado es el de la hiperactividad, y problemas emocionales y conductuales. Por eso, el mejor consejo que se elaboró luego de ese proceso fue el de no ingerir alcohol cuando quedan embarazadas, o en caso de querer hacerlo que sea en pequeñas dosis como se mencionó en el párrafo anterior. Además, también hay que considerar la cantidad de veces que se efectúa ya que no es lo mismo si se hace de manera diaria, que hacerlo semanalmente. Lo que se recomienda es que se pueda tomar semanalmente, para no dañar la salud del niño.
Hasta los cinco años no hay un mayor riesgo de malos resultados de desarrollo socio-emocional o cognitivo en los niños recién nacidos de madres que bebían no más de una o dos unidades de alcohol por semana durante el embarazo. Esa fue la principal conclusión que se halló luego de haber culminado con el informe que e llevó a cabo hace muy poco tiempo.
Por otra parte, hay que mencionar que el avance intelectual también es una condición que se ve alterada si la madre consume una gran cantidad de alcohol en el momento en el cual queda embarazada.
Por último, se hizo una clasificación sobre las distintas clases de mujeres en este aspecto. Por un lado están las abstemias que son aquellas que bebían pero no lo hicieron durante el embarazo; las bebedoras leves, que consumen hasta una o dos copas por semana; las bebedoras moderadas, que optan por tres y seis copas semanales; y las bebedoras fuertes o compulsivas que ingieren más de siete vasos de alcohol por semana.